Una mujer de 50 años o más, es decir “menopáusica”, está inmersa en una cultura que hace lo imposible por convencernos que después de esa edad ya nada bueno puede esperar, pues ya el reloj biológico la obliga a repensar, no solo las relaciones con ella misma, sino también con los otros y el mundo. Para mí, tener 50 años, es igual a tener dos veces 25; y eso me hace obligatoriamentepensar la fortaleza y riqueza del ayer y precario del mañana. Es indispensable para mi estar dispuesta a vivir intensamente la década que se abre con la lúcida convicción de que puede ser la última; ya es hora de no posponer sueños, hay que hacerlos realidad en la medida de lo posible. Es el momento de alegrarse cuando, al despertar, a uno le duele algo: una articulación, la cabeza o lo que sea, pues eso significa que estoy viva. Es momento de tener respeto a los espejos, porque los jamás mienten y no volverán nunca a mentir.
Tener 50 años o más, es por fin saber quiénes son sus verdaderos amigos y amigas y haberse ganado el enorme privilegio de no simular mas frente a los otros. Podemos disfrutar de decir “no” cuando es no. Es el momento en que nos conocemos a fondo y así logramos ese diálogo enriquecedor con nosotros mismos, conocemos los caprichos de la digestión, los ritmos del corazón, la capacidad de los pulmones y otros detalles que antes no teníamos interés en apreciar. Es el momento de burlarse de las dietas que aparecen en las Revistas femeninas, pues ya uno sabe perfectamente cuál es la dieta que le conviene a nuestro cuerpo.
Es el momento de recuperar la libertad, de tener el privilegio de conversar con la soledad y de esa manera nunca sentirse sola con ella. Es ya no pedir permiso a nadie para cumplir un viejo sueño, para ir al cine, a las tres de la tarde, tomarse un trago mirando la tele, o prender las luces a las 3 am para leerse un capítulo del libro que estoy leyendo porque no se logra conciliar el sueño. Es saber que nadie nos espera en casa y alegrarse porque podrá almorzar o comer con lo que más le gusta: una ensalada, con queso, acompañada de pan y una copa de vino tinto. Poder comer lo que se la antoja a la hora que se le antoja es un verdadero lujo para una mujer…..así que disfrútelo…….de ahora en adelante, cada vez lo podrá hacer mas.
Es la edad de asombrarse y disfrutar lo que ha logrado con sus hijos, que ya se acercan a la década de los 30. Es inaugurar, nuevas miradas, nuevos diálogos con ese sentimiento de desprendimiento y de levedad frente a ellos. Es también el momento para gozar de ser una abuela indecente, enamorada, liviana y desculpabilizada. Cuando se tienen 50 años o más, se entiende el misterio de la vida y se empieza a confrontarse con la muerte, sin temor ni tristeza, pues hay que acostumbrarse que ella está ahí asomándose, tímidamente pero inexorable. Es cuando empezamos a despedirse demasiado temprano, siempre demasiado temprano de buenos amigos y amigas.
Invito a mis amigas generacionales, que hay que aprender a burlarse de una cultura que decidió volvernos invisibles, que espera nos quedemos calladas y deterioradas. Cultura basada en la lógica de mercado que a través de sus comerciales no muestran sino la belleza y la juventud asociados al amor y al éxito. SER DESEADA A LOS 50? IMPOSIBLE DICEN. Y SI TIENE MÁS, UNA LOCURA. Está sustentado esto en el hecho de que son justo, los hombres de 40, 50 o 60 los que siguen prefiriendo una mujer de 26 años que a una de 50. Sin valorar que esa mujer, ya conoce su cuerpo, que ya resolvió los problemas de la maternidad, que sabe cocinar, que ya tiene una historia, y sobre todo “esa belleza, esa expresión, esa mirada que la ha dado la vida y la experiencia de los amores difíciles”, sin olvidar, que hoy en día, hay muchas cincuentonas que están mejor que las de 20. Ellos se lo pierden!
Ahora bien, entrando en el tema central de la sexualidad después de la Menopausia, los voy a invitar a leer algunas frases de las 10 últimas páginas del libro de Gabriel García Márquez, “El amor en los tiempos del cólera”, donde Florentino Ariza y Fermina Daza, los dos acumulando más de 150 años, hacen el amor..Descubriendo los dos, que “hacer el amor es mucho más que un acto biológico de penetración ligado a ciertos estímulos hormonales”. El amor, el erotismo y la circulación del deseo no tienen nada que ver con la tan manoseada química”. Los invito a leer ese libro y en particular esas últimas hojas, donde se demuestra que la circulación del deseo, desde lo imaginario, lo simbólico, la palabra y la experiencia amorosa acumulada pueden más que: sequedad de las paredes vaginales y la disminución del deseo sexual.
Amar y desear a los 50, 60, y hasta los ochenta, es la victoria de lo simbólico, de lo imaginario y del erotismo cobre la triste copula de los animales y desafortunadamente de algunos animales de la especie humana también. Por supuesto que para vivir esto, es necesario, como ya lo mencione decir adiós a los estereotipos culturales que constituyen a menudo nuestras propias ataduras.
SI, TENER 50 AÑOS HOY,PUEDE SER UN GOCE. Para mí lo fue. El fin de la menstruación fue un alivio,un nuevo respiro para mi cuerpo, que finalmente libre de los altos y bajos producidos por las hormonas, marco el inicio culturalmente más productivo, una etapa de crecimiento personal, intelectual y laboral. Es el momento también de nuevos diálogos con el cuerpo, ese nuevo cuerpo, tratando de desechar los estereotipos recibidos y los mensajes negativos, sin descuidar los evidentes efectos que puede tener esa disminución drástica de los estrógenos sobre el organismo en general.
>Así que las invito a disfrutar de las ventajas de la Menopausia: hacer el amor sin usar método anticonceptivo alguno, dejando circular el deseo; tener cuenta que nunca es tarde para empezar a amarse a sí misma, cumplir sus sueños, volver a enamorarse, tener la libertad de volver a empezar. Los calorones? Pasarán, la acupuntura y la medicina homeopática hace milagros, así como las terapias de substitución hormonal, hay soluciones para todos los gustos. Y en cuanto a la resequedad vaginal, se la invento una cultura misógina para justificar la preferencia de tener sexo con jovencitas, perdiéndose así la delicia de aprender con mujeres maduras cosas que ni siquiera sospechan!
Que cuales son mis expectativas para los 60, 70 y hasta cuando Dios decida? Las mejores, seguir viviendo con toda la intensidad que mi salud me permita, seguir amando, creciendo y evolucionando como persona. Seguir haciendo modestas contribuciones para mejorar el mundo que me rodea, en lo que me sea posible. Y cuando toque, pues uno nunca sabe que día va a retirarse de este mundo, hacerlo con la satisfacción de haber vivido con toda la intensidad que nos fue posible.
Juana Frontera-Fogel
Febrero del 2010