El maltrato o la violencia incluyen el abuso emocional, es esa “casi” inadvertida forma de discriminación femenina. Se trata de pequeños grandes mensajes que ubican a quien los recibe en una posición inferior. Son juegos de abuso que incluyen la ironía o el desprestigio.Nuestra cultura ha incorporado sutiles y “distinguidas” formas de ser violento. El castigo físico es claro y evidente, no lo es así el psicológico, si fuera fácil su reconocimiento sería más fácil defenderse: ante un ataque obvio un contraataque. Por el contrario una palabra “delicadamente humillante” duele sin ver el arma, ¿cómo entonces defenderse?.
Mencionare algunos ejemplos dentro de la lista de abuso emocional como son los siguientes:
Descalificación de ella frente a otros amigos bajo forma de ironía o de risa. Ej: “María debe estar pensando más en la telenovela que en la realidad cuando expresa esa opinión, no mi amorcito?”
Hacer alianza con otro en contra de la compañera. Ej: En una reunión en la que se están comiendo, ella decide comer solo un trozo pequeño para cuidar su línea, los amigos insisten en que coma un poco más y el marido en tono burlón se une a ellos presionándola: “come Laura; unas libritas más no me va a asustar”.
Violar el acuerdo implícito ó explícito de no comentar confesiones ó intimidades. Ej. Que él diga a otro/s sin contar con su aprobación cosas que son penosas para ella, es también una situación de abuso emocional.
Recordar puntos débiles del otro o aspectos conflictivos en medio de una reunión social. Por ejemplo: “es que para Sonia, imponerse frente a sus clientes para reclamar lo que es suyo lo acobarda, queda como una niñita temerosa”.
Coquetear con amigos o amigas. Ej. Que él se comporte frente a las amigas de ella como un seductor, constituye abuso emocional.
Compararla con personas que ambos conocen para que ella quede minusvalorada. Por ej.: “fulana tiene otra gracia para vestirse, bueno quizás tenga una figura que la salve “ o “zutana’ es mucho más atenta, siempre esta pendiente de lo que SU MARIDO quiere, se nota que tiene mucha experiencia, es una mujer realmente”.
Desconfiar de lo dicho por la compañera. Si ella dice que ha llegado tarde porque ha estado con alguien, el llamar a esa persona y preguntárselo es una situación de abuso emocional.
No respetar el trabajo de ella. Los comentarios que ilustran esto podrían ser: “tu que vas a trabajar, eso no es trabajo, no me vas a decir que es tan importante eso de…..”. También se puede no respetar el trabajo ajeno con actitudes, por ejemplo: si ella esta limpiando el suelo de la cocina el pasar sin pedir permiso es un acto de violencia emocional.
No respetar el tiempo de ella. El llegar tarde, continuamente anular citas sobre la hora o incluso olvidarlas es una forma de no respeto que va minando la autoestima.
“Olvidarse” reiteradamente de los días importantes de la pareja o de ella: cumpleaños, aniversarios, fechas en donde ella tiene que hacer un examen o presentarse a una entrevista de trabajo.
Cargar a ella con obligaciones de ambos. Ej. fiesta de los hijos de fin de año, cita con el dentista, con el médico o llevarlos a la peluquería, comprarles útiles escolares, ayudarlos en los deberes, organizar la fiesta de cumpleaños, hablar con la maestra, llevarlos al club, etc., etc., etc. Cuando estas obligaciones son tácitamente impuestas a ella por razones arbitrarias como: “tu eres la madre”, es una forma de abuso.
Responsabilizar al otro de olvidos personales o descuidos. “Es que me pones nervioso", "claro ¿cómo no voy a estarlo?, con todos el trabajo que tengo encima para mantener a mi familia, no hay nadie que mantenga la cordura”.
Establecer roles de proveedor - mantenida. Aún cuando en una pareja se haya decidido de mutuo acuerdo que sea la mujer quien se quede al cuidado de los hijos y de la casa es común oír decir al hombre que el único que trabaja y aporta es él: “al final el que trabaja en esta casa soy yo, si no fuera por mí no tendríamos nada”. Aceptar esa afirmación es aceptar una diferencia jerárquica que destruye a la pareja en su concepto fundamental: ser dos en un mismo plano de igualdad aún cuando cada uno tenga actividades diferentes.
Desconfiar o descalificar la capacidad intelectual o laboral de ella. “No te parece que ese cargo es mucha responsabilidad para una mujer?” Antes de aceptar ese trabajo piénsalo bien, quizás no vas a poder responder”.
Decidir por el otro lo que debe privilegiar en su vida. Ej. él hacia ella: “tu no puedes coger un trabajo de tantas horas, tus hijos están primero ellos te necesitan, además tu tienes que ocuparte de la casa y de mí. Tendrías que conseguirte un trabajo de medio día aunque ganes poco", "yo no quiero que te quedes todo el día encerrada aquí para que luego andes con un humor de perros, pero tampoco dártelas de ejecutiva”.
No hacer partícipe al cónyuge de las decisiones económicas de la casa. Muchas mujeres no tienen idea de cuanto gana su esposo y qué cuentas bancarias tiene. Quizás tomen consciencia de ello paradójicamente en el momento de su separación (si es que él no hizo ya, los usuales ventas bienes y cambió las cuentas del banco). La mujer puede caer en la fantasía de ser dueña de casa mientras lo que hace es administrar con esmero la "caja chica". No hacerla partícipe de los negocios que el hombre realiza, diciéndole por ejemplo “estas son cosas de negocio y no las vas a entender”, es semejante a decirle a un niño: “estas son cosas de mayores”; solo que el niño crece y se hace adulto y la mujer lo será toda la vida.
No participar en las tareas de la casa. Si ambos trabajan fuera y vuelven a horas semejantes, que él descanse mientras que ella ordena la casa es un abuso emocional.
Exigirle a la mujer la tarea de ama de casa. El trabajo de ama de casa ubica a la mujer al servicio directo del hombre, lavar su ropa, planchar sus camisas, ordenar el cuarto que acaba de desordenar. Servir a una pareja debe ser siempre un favor, una preferencia, un gusto nacido de si mismo y como tal agradecido; nunca debería transformarse en una obligación, de allí la diferencia entre ser una pareja que complace y ser la criada del señor.
Adjudicarle a uno de los cónyuges la responsabilidad absoluta respecto a los problemas de los hijos. Ej. él a ella “es que tú no estás nunca en casa”, “tendrías que ayudarlos con los deberes, con razón tienen estos problemas escolares. ¿Cuándo fue la última vez que fuiste a conversar con la maestra?”.
Tomar decisiones que involucren al otro sin consultárselo previamente. Como: aceptar un traslado en el empleo sin preguntarle a ella los inconvenientes que esto podría provocarle. Coger dinero para un negocio o para la compra de un auto cuando ella pensaba destinarlo a los arreglos de la casa.
Mensajes contradictorios con respecto a la labor doméstica. A la vez que el hombre reclama que la mujer permanezca en la casa y se ocupe del orden doméstico se refiere a ella diciendo: “no trabaja”. Si bien es cierto ella decidió obedecer los deseos de él y dedicarse a la casa porque a él le gusta la mujer “clásica” se lo escucha decir de otras mujeres después de algunos años: “Fulana (una amiga en común) si que supo abrirse un porvenir, es una mujer tan emprendedora…”
Minimizar los reclamos de igualdad. A la primera demanda de ser escuchada como adulto él utiliza diminutivos que la intentan seducir, encubriendo una verdadera interiorización. Dice por ejemplo: “pobrecita mi nena, te pones tan linda cuando te enojas, no seas tontita, etc.” mientras le da un beso y deja la toalla mojada encima de la cama que ella ha hecho cuidadosamente.
Hablar de parejas anteriores resaltando cualidades que la pareja actual no tiene. Bajo la apología de la verdad absoluta, el hombre se regodea en conquistas anteriores donde ella no tiene aquellas habilidades destacadas o aquellos atributos físicos que se recuerdan. Por ej.: “Fulana” sí que era creativa, siempre me asombraba con su ingenio” o: “con Zutanita” nos pasábamos las horas hablando y no nos acordábamos del reloj”.
Responsabilizar totalmente a ella acerca del control anticonceptivo. Eso para algunos hombres es tema de mujeres y algunas mujeres aceptan sin darse cuenta este abuso emocional no compartiendo o no pensando que una reproducción es función de dos. Ej. él le dice a ella: “tendrías que haberte cuidado”. “No me digas que no tomaste las pastillas”.
Minimizar los pedidos de cariño. En una pareja el intercambio de cariño está dentro del contrato implícito que han hecho al decidir estar juntos. Privar a alguien de manifestaciones de afecto es también un abuso emocional, en éste caso por omisión.
Destacar solamente los aspectos del cónyuge que tienen que ver con la relación y no verlo con sus propios objetivos vitales. “Ya se que te gusta hacer teatro pero no tienes que olvidarte que eres la esposa de un abogado y no puedes estar por ahí hasta las 10 de la noche solamente porque te gusta reunirse con un montón de cómicos”.
Ante una discrepancia sobre un tema en común hacer que prevalezca la opinión de uno solo: “bueno no discutamos más yo no quiero y punto”.
Me las imagino riéndose, tomándosela a chiste, y algunas de uds ridiculizando lo que acá se escribe. Muchas dirán: “la mayoría de las cosas que ella escribe, pasan todos los días, así son los hombres y así somos las mujeres”
Pues sí, así son las cosas, y esa es la razón por las cual, ellos tienen el control de sus vidas y nosotras no (en la gran mayoría de los casos).
Estamos condicionadas para ser manipuladas y maltratadas emocionalmente desde que nacemos y estamos acostumbradas a ejercer ese rol, para que cambiar?
Es mejor y mas cómodo dejara las cosas así, lo contrario significaría un esfuerzo para reivindicarnos, y eso además de cambios de mentalidad, en ambos sexos implicaría una lucha que haría revolucionar la “sagrada institución del matrimonio”
Al menos, las invito a leer con atención esta reflexión y a pensar en ella, para que tratemos de que nuestras hijas no sean igualmente maltratadas.
Juana Frontera-Fogel
1 comentario:
Es un escrito... de una cura realidad que como bien dice la autora, nos negamos a aceptar, especialmente los hombres. No nos gusta que dia a dia perdamos terreno ante el grito de libertad de derechos que dia a dia la mujer reclama.... pero lo mas ironico del asunto, es que las propias mujeres estan no solo resignadas con la situacion sino que en la mayoria de los casos les parece aceptable lo INACEPTABLE.
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